Aristóteles recibía elogios cuando decía que las ninfas de cigarra son exquisitas. Los romanos, se deleitaban con las larvas de escarabajos. Desde siempre, aquellos que pasaron por la barrera de la degustación le dirán: los insectos comestibles, cuando son elegidos y preparados cuidadosamente, son deliciosos. Por habitudes sociales y culturales, tenemos la tendencia a encontrar el aspecto de los insectos repugnantes, mientras que ya consumimos animales fisionómicamente no siempre estéticos: escarabajos, calamares, ostras, etc. Sin embargo, nos habituamos a su forma y su textura en el paladar mientras que en un principio, la percepción que tenemos al mirarlos no es muy apetitosa. Todo es una cuestión de hábito. Las poblaciones que hacen de los insectos su alimentación regular ya han superado la barrera de ausencia de apetito ya que simplemente comprendieron su interés gustativo y nutritivo. Por ejemplo, un serio estudio mostro que el 75 % de los tailandeses consumía insectos sobre todo por su sabor. Del des-gusto al gusto, el camino no es considerablemente difícil, es simplemente una cuestión de aprendizaje como para la mayoría de las cosas nuevas y precursoras en una sociedad con dificultades de ir más allá de los prejuicios. Abertura de pensamiento, curiosidad e interés por las nuevas experiencias son parte de las condiciones necesarias para descubrir el fascinante e interesante mundo de este complemento alimenticio rico en sorpresas. ¿Tiene deseos de ser parte de estos precursores culinarios? ¿A caso no está tentado de ser parte de estos aventureros des sabor? Vamos a hacer un tour juntos en el universo de los entomófagos. Este viaje iniciativo le hará cambiar de punto de vista.
Antes que todo, es necesario que se prepare a luchar contra ciertos automatismos que le ordenan a su cerebro de percibir los insectos comestibles como seres repugnantes. Emisiones de televisión como "Koh-Lanta" o "Pékin Express", donde vemos que los candidatos están al borde del desmayo cuando son confrontados a degustar grandes gusanos blancos de palmeras o tarántulas tostadas durante la competición, no son representativas de la entomofagia. Esto se trata tan solo de juegos en los cuales los candidatos deben sobrepasar pruebas en un estado de estrés que no les permite de tomarse el tiempo para apreciar esta carne en su justo valor. Entonces, es importante no dejarse influenciar por estas experiencias que son realizadas en un contexto particular. Para terminar con esas imágenes negativas, haga un tour en el sitio web http://www.europe-entomophagie.com/fr/ y tómese el tiempo necesario para recorrer los diferentes espacios.
La chupeta es un buen método para habituarse a ver insectos antes de comerlo. Sin tener un contacto directo, la puede ver en el centro de la confitería y a medida que la vaya consumiendo se acercará delicadamente a este producto, hasta habituarse a la idea de comerla como una golosina.
¿Le gustaría comenzar lentamente este nuevo mundo culinario? Lo mejor para familiarizarse progresivamente es empezar su formación de entomofagia, por los insectos que son a la vez agradables a la vista e interesantes en su sabor, como por ejemplo los gusanos de harina o los grillos que son fáciles de degustar. Usted decide en base a su percepción. Para iniciarse, puede ser interesante la idea de camuflar parcialmente o completamente los insectos en una preparación a base de masa: quiche, crepes, galletas, tortas, raviolis, etc.
Es importante saber que existen variadas formas de preparar los insectos para darles un toque apetitoso. Algunos los prefieren crudos y otros fritos, salteados o gratinados al horno. Se pueden consumir naturales o en acompañamiento, dulces o salados; existen una multitud de formas de prepararlos para apreciar su sabor. Pueden ser servidos en cualquiera o todas de las comidas diarias, ya sea en aperitivo o en postre, su textura puede ser suave o crujiente. Evidentemente, el sabor cambiara según el modo de preparación y el tiempo de cocción. Al degustarlos, algunos recordaran el sabor de las papas fritas o de las nueces (gusanos), otros al piñón (avispas), las patatas (chinches), la miel de abejas o los camarones (orugas)...
Es muy importante resistir a las ideas recibidas. Observe un caracol en su medio natural, a primera vista, su aspecto y textura no dan deseos de comerlo. Sin embargo, cuando es servido en su plato con una deliciosa salsa de perejil y ajo a la mantequilla no hay problemas en degustarlo, por la simple razón que su sabor es único y digno de interés. Se necesita abordar el consumo de insectos de la misma forma; habitúese a mirarlos con más calma y sin prejuicios. En una primera instancia, su primer instinto le va a decir ¡"beurk"!, pero si logra superar esta etapa usted comentara entonces a imaginarlos de forma diferente y a hacerse la idea que ellos pueden rivalizar sus platos habituales siempre que se tome el tiempo y que le dé interés. A partir de ese momento, poco a poco llegara a integrarlos regularmente en su alimentación como cualquier otro alimento. Al prepararlos en varias ocasiones y al cocinarlos cada vez más elaborados, su cerebro no le dirá nunca más "beurk" y le dirá ¡miam"!. Sabe usted que en Europa consumimos todos los insectos (crianza de insectos) desde el día de nuestro nacimiento? Claro que sí, quiera o no, ¡usted y ha comido alrededor de 500 gr de insectos por ano! Ellos están muy bien disimilados en variados productos alimenticios que a menudo consumimos, como por ejemplo los cereales, jugos de frutas, mermeladas o el pan. Estos residuos de insectos se escapan a los controles y ¡se encuentran regularmente en la composición de su desayuno o en su sandwich! ¿Conoce la buena noticia? ¿Usted aún está vivo!