El consumo de orugas es un hábito alimenticio muy corriente en África, en particular en la República del Congo. Su color cambia según su medio ambiente. La colecta de estos insectos y su consumo es de carácter artesanal y de temporadas.
Calidades nutritivas de las orugas
A diferencia de las orugas cultivadas en los campos agrícolas, las que se desarrollan en la selva africana son libres de pesticidas, lo que las vuelve totalmente sanas y confiables para su consumo. Las orugas comestibles contienen una alta fuente de vitaminas en relación a otros alimentos; también cuentan con vitamina B1, B6 y sales minerales. En cuanto a otros tipos de proteínas, ellas son ricas en lisina y materias grasas saludables.
Es importante de saber que 100gr de orugas secas contienen 53gr de proteínas, 15% de lípidos y 17% de hidratos de carbono, aportando 430 kcal/100gr a nuestro organismo. Así, las orugas representan una gran fuente energética y además son bajos en glúcidos lo que las hace favorables para la digestión.
Las orugas, un alimento saludable, ecológico y económico
La organización de las naciones unidas para la alimentación y agricultura (FAC) incentivan el consumo de las orugas con el fin de mejorar la calidad de la alimentación de los más desfavorecidos y para luchar contra la desnutrición en las regiones más pobres del mundo. La harina de oruga sirve para la preparación de pan y ayudar a los niños con carencias alimenticias.
Esta organización intenta incrementar la producción de orugas en el territorio congolés, como también intentar de encontrar la solución para preservar la especie. El cultivo y la crianza de orugas comestibles permitirán crear empleo e ingresos para las familias de esta zona. Así, podemos decir que la producción de orugas respeta el medio ambiente ya que la emisión de CO2 de estas pequeñas creaturas no son nocivas para el planeta.